Madre Cuba

Es difícil olvidar el abrazo salvador de la madre cuando, en la infancia, el miedo, el dolor o la pena nos nublaban algunos segundos de aquella felicidad que parecía eterna.

Luego, con el abanicar de los calendarios, los miedos y dolores fueron diferentes, pero el abrazo de la madre seguía igual, con su inmensidad de refugio, consuelo, apoyo, rescate.

Foto: Abel Rojas/ JR

Y desde el viernes, con los primeros estremecimientos ante el espanto por lo ocurrido en el Hotel Saratoga, todos los de esta Isla sentimos, otra vez y de muy diversas formas, ese abrazo.

Lo mismo dándolo que recibiéndolo, los habitantes de este pedacito de mundo nos juntamos en un abrazo innombrable y gigante al que no le importan nombres propios, solo desdibujar angustias, aferrarnos a la esperanza.

Foto: Heriberto González Brito/ Trabajadores

Y fueron el muchacho, la muchacha, el viejito, a tender su brazo para donarle su sangre, esa porción de vida en rojo, a alguien que no conocía pero que debía ser salvado.

Bomberos, rescatistas, ministros, médicos y enfermeras, gobernador e intendente, constructores, arquitectos, policías, psicólogos, el Presidente de la República, electricistas, dirigentes, expertos y especialistas, maestras, vecinos…juntaron hombros y mucho amor porque “ante el dolor se vuelven más cercanos los seres más distantes”, como anotaba el poeta músico.

Foto: Ricardo López Hevia/ Granma

Las imágenes y las vivencias están ahí: rescatistas sumergiéndose entre amasijos de hierros y peligro, vecinos que se quitaron su bocado para que el niño asustado de la escuela, ya a buen resguardo, merendara; el desconocido que estrechaba contra su pecho hasta casi fundirse con ella a la mujer que no podía ya con tanta lágrima; el médico que no durmió espantando la muerte; el periodista intentado evitar que la voz se le rajara ante el micrófono; la maestra que decidió proteger a sus alumnos y luego a su ser querido; responsables, directivos, que igual han olvidado el descaso mientras coordinan, aseguran recursos, agilizan y también reconfortan.

Foto: Presidencia Cuba

Así sigue siendo ahora, hoy, cuando el horror permanece a flor de piel, pero también las ganas de ayudar, rescatar, reconstruir.

Y en este segundo domingo de mayo, tradicionalmente esperado con júbilo por ser el Día de las Madres, aunque no se escuche de festejos, de todos modos no lo soslayamos porque, en este mismo instante, somos Cuba que abraza, Madre Cuba.

Tomado de Cuba por Siempre.

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