Es de noche, el reloj se acerca a las 9. Las calles están desiertas. Estás en casa, protegido, sereno, en familia. Y quizás ellos aún no han comido, siguen de verde, con nasobucos, gafas, guantes y gorro vestidos de esperanza, de fe, de confianza en nuestro sistema de Salud. Tú estás con tu pijama tal vez, limpio, relajado, mientras ellos van llegando apenas a la casa.
Ese mensaje es el que simboliza cada aplauso, cada sonrisa en los balcones, que por estos días se hacen fuertes, retumban en los barrios, como la más hermosa melodía. Son himnos de gratitud, mensajes de nostalgia por los que no están, pero con los que lucharon hasta el final.
Tomado de Cuba Por Siempre.