La mujer cubana es decisiva en el desarrollo económico y social de la nación y ha protagonizado, año tras año, una importante contribución a la ciencia cubana, como lo demuestran los múltiples premios nacionales de la Academia de Ciencias de Cuba (ACC) obtenidos por ellas, y su significativa presencia entre los autores de relevantes publicaciones y patentes de invención. Sigue leyendo
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Oda al médico cubano
Oda al médico cubano
Y vuelves
cuál jinete del alba
a cabalgar
en la minúscula fisura
que deja la muerte
a la vida.
Allí donde bravía
y asfixiada en sombras
queda la suerte.
Vuelven a ser luces
las que mil veces
ganaste gallardo.
Mil veces más
vendrán batallas.
Ayer el ébola, Liberia
ahora el COVID 19
cerca del sol
Bolivariano.
Docto en alma buena
Allí te reclaman
los sombríos páramos.
Sabiduría y aplomo.
Aplomo, y sabiduría
hermano.
Ella… para ti
va sin rostro
invisible a los ojos
en su esencia
para arrancar vidas
o dejarlas sin amparos.
Cuídate, cuida a todos
derrótala otra vez.
Más ten presente…
En esta tierra
del lado izquierdo.
En el preciso espacio
también de luz y vida
desde donde partes
hombre raíz
te esperamos.
J López 20 de marzo 2020
#jlopezfdez
Tomado del Blog de Patricio.
Fidel es Cuba, #Cuba es Fidel
Quiso el destino, como para alertarnos que solo se trataba de un nuevo viaje hacia otros horizontes de lucha y épica revolucionaria, dotar de gran simbolismo la fecha del fallecimiento del Comandante, ocurrida el 25 de noviembre de 2016, precisamente a 60 años de que el líder de la Revolución Cubana, desafiando todos los imposibles se lanzara al mar desde Tuxpan en el yate Granma junto a sus compañeros, decididos a liberar o entregar sus vidas a la patria.
Desde que comenzó sus luchas en la Universidad de La Habana hasta su último suspiro, Fidel se caracterizó por decir lo que pensaba y hacer lo que decía. El 8 de enero de 1959, el Comandante había señalado en su histórico discurso pronunciado en el campamento de Columbia:
“Sé, además, que nunca más en nuestras vidas volveremos a presenciar una muchedumbre semejante, excepto en otra ocasión —en que estoy seguro de que se van a volver a reunir las muchedumbres—, y es el día en que muramos, porque nosotros, cuando nos tengan que llevar a la tumba, ese día, se volverá a reunir tanta gente como hoy, porque nosotros ¡jamás defraudaremos a nuestro pueblo!”.
Y Fidel jamás defraudó a su pueblo, y esas muchedumbres volvieron a reunirse –multiplicada en millones– a lo largo y ancho de toda Cuba para despedirse y rendirle honores a su líder. Antes de morir, Fidel dejó planteada su última voluntad, no quería ni calles ni monumentos que llevaran su nombre, toda una lección de vida y expresión de la cualidad más extraordinaria que puede llevar en sí un revolucionario: la sencillez, donde descansa la verdadera grandeza.
Meses antes, el 19 de abril, el Comandante había hecho su última intervención pública en el 7mo Congreso del Partido, palabras que aun hoy nos estremecen al leerlas o escucharlas. Fue una especie de despedida, pero para nada luctuosa, sino cargada de espíritu de victoria:
“Pronto deberé cumplir 90 años, nunca se me habría ocurrido tal idea y nunca fue fruto de un esfuerzo; fue capricho del azar. Pronto seré ya como todos los demás. A todos nos llegará nuestro turno, pero quedarán las ideas de los comunistas cubanos como prueba de que en este planeta, si se trabaja con fervor y dignidad, se pueden producir los bienes materiales y culturales que los seres humanos necesitan, y debemos luchar sin tregua para obtenerlos. A nuestros hermanos de América Latina y del mundo debemos trasmitirles que el pueblo cubano vencerá.
Tal vez sea de las últimas veces que hable en esta sala. He votado por todos los candidatos sometidos a consulta por el Congreso, y agradezco la invitación y el honor de escucharme. Los felicito a todos y, en primer lugar, al compañero Raúl Castro por su magnífico esfuerzo.
Emprenderemos la marcha y perfeccionaremos lo que debamos perfeccionar, con lealtad meridiana y la fuerza unida, como Martí, Maceo y Gómez, en marcha indetenible”.
Así fue Fidel hasta los últimos minutos de su vida, un luchador incansable en pensamiento y en acción, dispuesto a entregar toda su existencia a la causa de los humildes de este mundo, a la emancipación humana de todas las dominaciones y discriminaciones posibles. Martiano hasta la médula, asumió el marxismo y el leninismo desde esa profunda raíz cubanísima y lo enriqueció desde una práctica política original y antidogmática.
Fue un estadista político de talla universal, pero también un ser desbordado de sensibilidad humana. “Revolución es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos, nos dijo en su concepto de Revolución”, y él mismo practicó ese principio durante toda su vida con la gente de pueblo, sus colaboradores y toda persona que se le acercaba con algún problema personal. Valoraba siempre la singularidad de cada ser humano, con sus defectos y virtudes, pero potenciando siempre éstas últimas en función de la Revolución.
Supo ser ético hasta con el adversario desde sus luchas en la Sierra Maestra. Y es que Fidel no concebía la política sin ética. Diez administraciones estadounidenses intentaron todo por derrotarlo y hasta eliminarlo físicamente y todas terminaron en el más rotundo fracaso. Soñaron con la solución biológica y lo que obtuvieron fue un Fidel multiplicado en millones, un Fidel hecho pueblo. Confió siempre en la juventud como garantía de la continuidad de la Revolución y asignó a ella grandes tareas.
Su pensamiento antiimperialista, anticolonialista, antirracista, internacionalista y ambientalista, serán por siempre banderas para las luchas presentes y futuras de los movimientos y fuerzas progresistas y de izquierda en el mundo. La historia no solo lo absolvió, sino que le abrió las compuertas para que a su paso dejara una constelación de ideas, hechos y realizaciones concretas que constituyen ya referentes ineludibles y permanentes para los revolucionarios de todo el orbe.
Fidel devolvió el orgullo y la dignidad a los cubanos, dirigió no solo una Revolución que garantizó una más justa distribución de las riquezas, sino que produjo en pocos años una profunda revolución cultural que llegó hasta el nivel del sentido común de los ciudadanos. Colocó a Cuba en el mapa mundial, y a la vez con su liderazgo contribuyó a modificar en favor de la independencia y las ideas progresistas la geografía de otras importantes regiones del mundo. Sin duda, uno de los mayores legados de Fidel, fue haber logrado tejer con paciencia y sabiduría la unidad de las fuerzas revolucionarias, antes y después del triunfo, de cuyo fruto nació nuestro glorioso Partido Comunista de Cuba.
Fidel se rebeló y practicó la herejía frente al imperialismo estadounidense, pero también frente a los imposibles, los dogmas, las verdades establecidas y el derrotismo. Irradiaba confianza y optimismo en la victoria. Mientras más difíciles eran las circunstancias más férrea se mostraba su voluntad de lucha. Sabía convertir el revés en victoria y el imposible en infinita posibilidad. El sentido del honor, el patriotismo y apego a los principios eran para él cuestión de vida o muerte. Concebía el socialismo como la ciencia del ejemplo personal. Sabía abordar cada coyuntura con flexibilidad táctica, pero sin perder la hoja de ruta hacia el destino estratégico. Manejaba todos los temas y situaciones teniendo en cuenta hasta el más mínimo detalle. Fue, sin duda, un maestro en el arte de hacer política.
El Comandante, el Jefe, El Caballo, Caguairán, así nos referimos a quien no concebía la derrota mientras había posibilidad de luchar, a quien nos enseñó a resistir, pero sobre todas las cosas nos enseñó a vencer.
Todo esto y más nos legó Fidel, de ahí que podamos explicarnos porque resulta casi imposible hablar de Cuba hoy sin hablar de Fidel, como imposible encontrar algún esfera de la vida interna y proyección internacional de la Mayor de las Antillas, donde no esté la huella de Fidel. Fidel es Cuba, Cuba es Fidel, y eso lo palpamos sobre todo cuando viajamos a otros países y vemos lo que representa el ejemplo de esta isla rebelde y quien fue su timonel durante más de cinco décadas. Como expresara el más fidelista de los cubanos, el General de Ejército, Raúl Castro, desde el año 1959:
“Fidel está dondequiera que se trabaje, Fidel espiritualmente está dondequiera que la Revolución avance. Fidel está dondequiera que una intriga se destruya, dondequiera que un cubano se encuentre laborando honradamente, dondequiera que un cubano, sea el que fuere, se encuentre haciendo el bien, dondequiera que un cubano, sea el que fuere, esté defendiendo la Revolución, allí estará Fidel”.
A pesar de los grandes retos y amenazas que enfrenta hoy la Revolución, nuestra patria sigue en pie, dando pasos sólidos hacia el perfeccionamiento de nuestro modelo socialista de desarrollo. Ahí está Raúl, ahí está Díaz-Canel, nuestro Partido Comunista de Cuba, nuestros trabajadores, nuestras mujeres, nuestros jóvenes, nuestros pioneros, nuestras organizaciones políticas y de masas, nuestra amplia, activa y diversa sociedad civil, ahí está el heroico pueblo de Cuba, resistiendo, luchando, creando y venciendo. Mientras esa continuidad creativa y renovadora esté presente, ahí estará por siempre Fidel.
Tomado de Cuba por Siempre.
¿Por qué en Cuba no hay estallidos sociales? Por Iroel Sánchez
El excepcional interés con el que los cubanos siguen los acontecimientos internacionales es algo muy particular que suele pasar inadvertido para quienes vivimos en la Isla. Ahora mismo, los estallidos sociales en Haití, Chile, Panamá y Ecuador, el conflicto de poderes en Perú, las interminables represiones y asesinatos de líderes sociales en Honduras y Colombia, la ingobernabilidad heredada que obliga al gobierno de México a liberar a un narcotraficante, la prisión injusta del líder de la izquierda brasileña para impedir su segura victoria electoral y las elecciones en Bolivia y Argentina, las agresiones constantes de Estados Unidos contra Venezuela, o el Ucraniagate en que anda sumido Donald Trump, pueden ser tema de conversación en cualquier lugar de Cuba, desde una esquina donde se juega dominó a un aula universitaria.
Por supuesto, esas conversaciones no evaden las graves dificultades que atraviesa la economía cubana contra la que cada semana se dan a conocer nuevas sanciones del gobierno estadounidense, ni tampoco cualquiera de las deficiencias en los servicios con los que choca la ciudadanía, en los que el impacto del bloqueo económico se puede mezclar con la desidia burocrática y provocar molestias e insatisfacciones injustificadas. Sin embargo, esa mezcla de guerra económica con insuficiencias internas no provoca estallidos sociales y cuando el sistema -socialismo de Partido único- se ha sometido a la prueba de las urnas, como en el reciente referendo constitucional, a pesar de la intensa propaganda contra el proceso a la que cada año Estados Unidos destina decenas de millones de dólares y una bien financiada “Cuba Internet Task Force”, los resultados le son aplastatantemente favorables a la dirección revolucionaria que Washington lleva seis décadas tratando de derribar.
La explicación de la maquinaria mediática dominante es que la mezcla de la “intensa represión del régimen” y el “relajo cubano” impiden un estallido. Pero en la historia de Cuba -de la reconcentración de Weyler a la dictadura de Batista, pasando por la de Machado- ningún régimen basado en la represión logró permanecer por tiempo prolongado al frente del país, a pesar de un “relajo” en el que la corrupción era la dinámica de funcionamiento de la política y la economía a todos los niveles.
Por el contrario, si en vez de en febrero, la consulta electoral se efectuara ahora, en medio de un bloqueo recrudecido, el por ciento de aprobación superaría con creces los obtenidos entonces, y eso sería fruto, sin dudas, de la combinación de tres factores coyunturales y dos estructurales.
Coyunturales:
- .El recrudecimiento de la agresividad del gobierno estadounidense fortalece el sentimiento patriótico y la unidad nacional.
- Eficacia política del gobierno cubano, explicando de modo convincente la relación de las escaceses con el incremento de la agresión y el modo en que la estrategia para enfrentar las sanciones estadounidenses busca aminorar su impacto en la vida cotidiana del pueblo.
- Situación internacional con visible fracaso de las políticas neoliberales y descrédito de las fórmulas de la democracia burguesa.
Estructurales:
- Cultura política masiva entre los cubanos, asentada durante 60 años por la pedagogía de Fidel Castro, acerca de la naturaleza del imperialismo y del proyecto de justicia social y soberanía nacional de la Revolución.
- Vínculo la dirección revolucionaria con el pueblo, renovado por el gobierno de Miguel Díaz Canel, que ha reforzado la pecepción de que el gobierno escucha al pueblo y trabaja para él.
Ningún país latinoamericano de los que ahora mismo reprime con disparos y gases la protesta social y/o viola abiertamente las reglas de la democracia formal que ellos mismos defienden ha sido sometido a la guerra económica, al financiamiento multimillonario para crear una oposición artificial y mucho menos al linchamiento mediático y académico global permanente hacia sus líderes y su proyecto político y social.
Pero a pesar de todo eso hay reconocer que hay gente insatisfecha en Cuba y muchos de esos insatisfechos se van a Miami. La acumulación de casi seis décadas de privilegios migratorios junto al desarrollo de capacidades educativas y el estado de salud propiciados por el socialismo cubano les hacen muy competitivos con respecto al resto de las comunidades no nativas, pero no los convierten en más libres: Más de un millón de cubanos en Estados Unidos sufren graves limitaciones para relacionarse con sus familias en Cuba gracias a las medidas de Trump, sin embargo no hay noticias de que eso provoque protestas allí. Tampoco leemos en ninguna parte que esa ausencia pública de desacuerdo se atribuya a la corrupción y las prácticas represivas nada democráticas que la clase dominante en la Isla hasta 1959 parece haber implantado en Miami durante su ya larga permanencia en esa ciudad, sin desdeñar el ejemplo edificante que le ha ofrecido un sistema que hoy pone a competir en corrupciones a Donald Trump y Joe Biden.
Raúl Castro: No renunciaremos a ninguno de nuestros principios
Nuevamente se ha conformado un escenario adverso y otra vez resurge la euforia en nuestros enemigos y el apuro por hacer realidad los sueños de destruir el ejemplo de Cuba. No será la primera vez, ni tampoco la última, que la Revolución cubana deberá enfrentar retos y amenazas. Hemos corrido todos los riesgos y resistido invictos 60 años.
Para nosotros, igual que para Venezuela y Nicaragua, está muy claro que se estrecha el cerco y nuestro pueblo debe estar alerta y preparado para responder a cada desafío con unidad, firmeza, optimismo y fe inquebrantable en la victoria.
Luego de casi una década de poner en práctica los métodos de guerra no convencional para impedir la continuidad o frenar el regreso de gobiernos progresistas, los círculos del poder en Washington patrocinaron golpes de Estado, primero uno militar para derrocar en Honduras al presidente Zelaya y más adelante acudieron a los golpes parlamentario-judiciales contra Lugo en Paraguay y Dilma Rousseff en Brasil. Sigue leyendo