Concede Fernando González entrevista a diario español Público

Fernando González Llort (La Habana, 18 de agosto de 1963) ha pasado los últimos días en Madrid. Libre. Y lo que podría parecer algo banal para muchos, no lo es para él. Perteneciente al grupo conocido como Los Cinco, disfruta de la libertad desde hace apenas seis meses después de haber pasado más de 15 años encerrado en una prisión de Estados Unidos acusado de conspiración para cometer espionaje.

Junto a René González -en Cuba desde 2013-, es el único que ha podido salir de la cárcel. Los otros tres, Gerardo Hernández, Ramón Labañino y Antonio Guerrero, llevan confinados desde que el FBI detuviera a los cinco en 1998 y una jueza de Miami les sentenciara tres años después tras un proceso judicial, todavía vivo, con más sombras que luces.

Considerado todo un héroe en su país por su trabajo dedicado a neutralizar las actividades de las “organizaciones terroristas” anticastristas, Fernando agradece las muestras de apoyo y solidaridad que han servido para que el caso de Los Cinco, “impregnado de la influencia de la política”, no se quedara en el olvido. En pleno proceso de readaptación a la vida fuera de prisión, su mensaje es claro: su lucha continuará y sólo concluirá cuando sus tres compañeros vuelvan a casa.
¿Cómo está siendo su vuelta a la libertad?

Estoy en un proceso para, después de 15 años de prisión, aclimatarme de nuevo a la vida cotidiana. Pero me siento bien, me siento que estoy haciendo algo útil, que estoy contribuyendo con mi pedacito a la causa de la liberación de los compañeros y eso me hace sentirme satisfecho. Y, por supuesto, mi libertad y la de René, ambos lo hemos dicho, no será completa hasta que Gerardo, Antonio y Ramón no estén de regreso.
¿Cuál es la situación de sus compañeros que aún siguen presos?

“La jueza tiene en sus manos un recurso desde hace cuatro años y no ha decidido todavía”

Se encuentran bien, muy optimistas, llenos de energía, confían en que vamos a ganar esta batalla. Luego, desde el punto de vista legal, el caso se encuentra en un impasse. La jueza tiene en sus manos un recurso desde hace cuatro años y no ha decidido todavía. Los tres ya han cumplido 16 años en prisión y Gerardo lleva todo este tiempo en una prisión de máxima seguridad. Nos parece que ya ha pasado tiempo suficiente para que la jueza tome una decisión que bien podría cambiar su vida.
¿En qué se basa la apelación?

Fundamentalmente, el recurso trata sobre las evidencias que ya existían en el momento del juicio pero que se conocen ahora y que podrían haber afectado al proceso. Concretamente, se está hablando de un grupo de periodistas del sur de Florida que desde que se nos arrestó hasta que recibimos la sentencia, producían material tendencioso respecto a nosotros y respecto a todo lo que pudiera afectar a la imagen de Cuba y del Gobierno revolucionario. Ese material se presentaba como periodístico, sin embargo, después de determinados procesos se ha obtenido la información de que estaban recibiendo pagos de una oficina del Gobierno de EEUU que se dedica a la propaganda contra Cuba

¿Usted se considera un preso político de EEUU?

Considero que nosotros cinco somos presos políticos de EEUU porque nuestro arresto, la manera en que se encaminó todo el proceso y el juicio han estado impregnados de la influencia de la política, más allá de las consideraciones jurídicas o de las supuestas violaciones jurídicas que hubiéramos cometido de las leyes de EEUU.
¿Usted o alguno de sus compañeros han sido maltratados alguna vez en prisión?

Nosotros nunca fuimos maltratados físicamente. A nosotros no se nos dio ningún golpe, no se nos torturó cuando fuimos arrestados por el FBI, pero sí creo que suifrimos maltrato psicológico. Específicamente durante los 17 meses en los que se nos sometió a un régimen de aislamiento que nos impuso unas condiciones de vida muy restrictivas y crueles. Fue un intento de presión psicológica para tratar de quebrantar nuestra voluntad de enfrentarnos a las acusaciones. No lo puedo interpretar de otra manera. Después, en el año 2003, cuando ya estábamos los cinco en diferentes prisiones de EEUU, se nos volvió a someter al aislamiento, y aún mucho más restrictivo que el de Miami. No eran más que consideraciones políticas. Ninguno de nosotros había violado el reglamento, no había ninguna razón para que nos mantuvieran en esas condiciones, sin embargo desde Washington llegaba la orden de aislarnos. Sólo salimos del hueco cuando demandamos en la Corte Suprema a las autoridades del centro de detenciones federales.
¿Qué hay de verdad en las acusaciones que les impusieron?

De verdad está el hecho de que nosotros realmente estábamos vinculados con el Gobierno de Cuba y que estábamos obteniendo información en territorio de EEUU. Pero no la información que dice EEUU. Buscábamos información sobre las acciones violentas que se planifican y se financian desde territorio estadounidense contra Cuba y contra intereses cubanos en terceros países. Son organizaciones que todavía están activas en Miami y que, cuando tienen oportunidad, ejecutan sus planes.

No hay nada de real en las acusaciones que le hacen a Gerardo, a Ramón y a Toni de conspirar para cometer espionaje y, mucho menos, hay algo de real en la acusación que se le hace a Gerardo de conspiración para cometer asesinato. Algo que el propio Gobierno de EEUU reconoce. Al concluir el juicio, los mismos fiscales elevaron una petición a la Corte Superior pidiendo que les permita cambiar la acusación porque no podían probarla y, sin embargo, paradójicamente, el jurado regresa con un veredicto de culpable. ¿Cómo se puede comprender? La única explicación posible es que el juicio se realizó en Miami.
¿Esas organizaciones cuentan con la complicidad o, incluso, el apoyo del Gobierno de EEUU?

Yo no puedo decir que Washington, en este momento, les brinde apoyo. Lo que sí creo es que EEUU ha sido demasiado permisivo con ellas. Además, los individos que forman parte de estas organizaciones fueron formados en las escuelas del Gobierno estadounidense en los años 60. Estuvieron vinculados a la CIA y a otros órganos de las fuerzas especiales estadounidenses y de la comunidad de Inteligencia de EEUU.
¿Hasta qué punto EEUU trata de controlar Cuba?

No puedo decir que EEUU tenga espías en Cuba, pero asumo que así es. Tienen una comunidad de Inteligencia bien poderosa, con muchos recursos y yo parto de que mantienen ese tipo de operaciones en Cuba. Antes las realizaban agencias de Inteligencia y hoy, de cara a la opinión pública, las hacen la agencia para el Desarrollo. Siguen siendo acciones destinadas a subvertir el orden en Cuba y en otros países. EEUU va a seguir tratando de crear las condiciones que permitan influir de alguna manera en la destrucción del proyecto social que tenemos nosotros. Es nuestra tarea de cubanos evitar que eso suceda. En Cuba hay una experiencia histórica de más 50 años de enfrentamiento y neutralización de las actividades subversivas que provienen tanto de las organizaciones privadas como del Gobierno de EEUU. Nos adaptaremos a los nuevos medios que se utilicen y estoy seguro de que vamos a salir victoriosos.
¿Existen presos políticos en Cuba?

Creo que en Cuba existen presos por actuar a favor de los intereses de una potencia extranjera que está abiertamente trabajando por destruir nuestro proyecto social en el que estamos involucrados los 11 millones de cubanos. En Cuba hay personas que están presas porque se alían a ese Gobierno extranjero y reciben instrucciones y pagos para actuar en función de su política exterior. Uno puede discrepar de medidas que pueda tomar el Gobierno revolucionario de Cuba, pero yo creo que para ninguno cubano con dignidad sería una opción aliarse a un Gobierno que históricamente no ha deseado nada bueno para Cuba, que se ha tomado la tarea de tratar de destruir lo que nosotros hacemos.
¿Qué Cuba ha encontrado al regresar a casa?

Me he encontrado a una Cuba en proceso de renovación, en proceso de cambios, de estructuras y de esfuerzos por alcanzar los mayores niveles de eficiencia en economía. Una Cuba en la que se lucha por salir adelante en el mundo en el que vivimos hoy, que es un mundo muy complejo. Una Cuba en la que hay expresiones en economía diferentes a las que yo había dejado, con una iniciativa privada a pequeña escala, que le imprimen características un poco diferentes a la vida, a la ciudad. Sin embargo es el mismo pueblo, con el mismo nivel de compromiso, con el mismo nivel de deseo de salir adelante, de cambiar lo que necesite ser cambiado, de perfeccionar nuestra sociedad, de hacerla cada vez más eficiente y también más justa y salir adelante con nuestro proyecto social.
¿Usted se considera un héroe?

Yo no me considero un héroe, yo me considero una persona que puesta en ciertas circunstancias hizo lo que vio en ese momento que era su deber.
¿Se arrepiente de algo?

Sigo creyendo que era mi deber actuar de esa manera. No lo veo como una cosa excepcional, no veo que hayamos hecho otra cosa que no hubieran hecho millones de cubanos puestos en la mismas circunstancias.
Tras 15 años encerrado, ¿aún se puede creer en la justicia?

No creo que exista sistema judicial, como sistema creado por los humanos, que sea perfecto. En cada sistema siempre va a haber errores, cosas que se pueden hacer mejor. Lo que sucede con el de EEUU es que está totalmente inclinado a favor de un sector minoritario de la población. Además, el sistema judicial también se utiliza en EEUU, y con excesiva frecuencia, para acallar manifestaciones de lucha social. Lo que nosotros pedimos ya no es justicia, porque justicia a estas alturas ya no existe. Nosotros pedimos el derecho de estos tres compañeros a disfrutar de la libertad porque nunca debieron estar ni un minuto en la prisión. Justicia se debería haber hecho hace muchos años. Son 16 años de su vida alejados de su familia, separados de sus hijos. Eso no se recupera.

Por Sergio León Madrid 21/09/2014

(Tomado de Cubadebate)

Sencillamente, Fernando

Teniéndolo al lado, todavía es posible que se nos resista el pedestal para hacerlo caminar por la senda del resto de los hombres, pero si le preguntas, Fernando González Llort te dice enseguida que es uno más y que sus valores son los de todo el pueblo.

Escucharlo, no obstante, no deja de ser sobrecogedor. Es, a pesar de una timidez anunciada que por suerte no se concreta, un conversador excelente, capaz de hilvanar las ideas completas como paisajes, y su voz, siempre baja, totalmente amable, como él mismo, en todos los sentidos y formas de esa palabra, desde el pasivo adjetivo hasta la más improbable arquitectura del verbo…

¿Qué fue lo más difícil de estar en prisión?

La separación física del lugar donde uno nació y se crió, la lejanía de las personas que quieres, de la familia, y la añoranza, una añoranza por la casa, por la tierra, por las costumbres de tu país, que es lo que más se extraña.

Yo, que nací y crecí en La Habana, y me acostumbré a la visión del mar todo el tiempo, me sorprendía extrañando el mar, esa sensación de sentirlo cerca. Uno extraña la vida privada, los detalles de esa vida, esas son las cosas que de vez en cuando me golpeaban duro.

Claro que a veces bloqueaba esas cosas, no es que no pensara en la casa, en la familia, pero se crean mecanismos de defensa para que ese pensamiento no se convierta en un dolor que después es difícil de sacarte de encima.

Todas las horas duran lo mismo, pero al margen de ese principio, algunas son más largas que otras. En esas circunstancias de encierro, ¿cuáles eran las más lentas?

No había una hora en específico, pero si había algún momento en el que uno se ponía especialmente bucólico, era el de los domingos por la tarde. Creo que, en general, es un momento en que las horas adquieren una lentitud que te pone a pensar, y a añorar cosas.

¿Qué enseñanzas le dejó la terrible escuela del presidio?

 
A nivel psicológico, a uno le queda la constancia de la capacidad del ser humano de sobreponerse a cualquier circunstancia, no importa lo dura y lo terrible que sea y, por tanto, el entendimiento de que no hay nada que una persona se proponga que sea imposible de lograr, si pone esfuerzo, sacrificio, tiempo en luchar por eso que quiere.

Y eso, verte venciendo dificultades, te da una gran seguridad en ti mismo.
Desde el punto de vista político-ideológico, puedo asegurar que yo me convertí en más revolucionario y fidelista, y en mejor cubano y hombre, después de pasar esa experiencia. Cuando me vi preso, me dije, estás aquí por una razón y tienes que aprovechar este tiempo en mejorarte.

Por eso, me dediqué a estudiar, a hacer ejercicios físicos, a ocuparme de mí, porque era la manera de no dejarme vencer, era la manera de que no ganaran, de devolverle al menos una parte del golpe.

¿Qué sentimientos le provocan el resto de los cubanos que decidieron pactar con el gobierno federal y abandonaron la causa revolucionaria?

En estos momentos, sinceramente, ya no me provocan sentimiento alguno: ellos sabrán qué hacer con sus conciencias, para mí es una cuestión muy personal que dejé atrás. Pero tengo que confesar que en aquellas circunstancias fue un golpe muy duro, no puedo hablar por el resto de mis hermanos, pero para mí esa ruptura fue lo más difícil de ese proceso.

Con el tiempo, comprendí que cada cual tiene sus circunstancias y que, al final, era su decisión aunque me sorprendiera, porque los conocía a casi todos, aunque muchos de ellos no lo hicieran entre sí.

¿En qué pensó, en quién pensó cuando tomó la decisión de seguir firme en la causa de Cuba, cuando optó por no traicionar?

Yo no tomé ninguna decisión porque, aunque tenía la opción de la traición, nunca sentí que tuviera otra alternativa que seguirle siendo fiel a mi causa. Para decidir, uno tiene que intelectualizar las alternativas y pensar en ellas. Yo no tenía nada que pensar.

¿Cómo se siente tener tanto contacto físico, muestras de afecto, abrazos, besos…, después de 15 años de tener tan pocas oportunidades de cercanía con otro ser humano?

Es raro, en el mejor sentido. A la cárcel uno no va a hacer amigos, de modo que las relaciones, aunque haya cierta simpatía, son por lo general superficiales desde el punto de vista emotivo, y todo contacto físico está, por supuesto, descartado en esas circunstancias.

De esas cosas, uno no se percata hasta que llega a Cuba, y es todo lo contrario. En los primeros momentos, terminaba agotado incluso de las reuniones familiares y no entendía por qué, hasta que me di cuenta de la carga emotiva de esos momentos, después de tanto tiempo sin tener algo así, de poder conversar de temas familiares, con gente que uno quiere, tener esa conexión emocional.

Pero es gratificante tanto cariño. Y no me desagrada para nada que la gente me abrace, porque yo los abrazo también.

El recuerdo tiene la manía de magnificar la belleza de las cosas que dejamos atrás, y añoramos. ¿Es más bello el recuerdo que lo que encontró a su regreso?

Es cierto que el recuerdo hace que imagines las cosas mejor de lo que eran, pero la Cuba que encontré es mucho más bella que la de mi recuerdo, no sé si por la emotividad del regreso a casa, por todas esas emociones juntas, pero así lo veo todavía.

Realmente mucho ha cambiado desde la última vez que estuvo en Cuba…
Yo no creo que hayamos cambiado tanto, la vida es la misma y los cubanos también, lo que sí se ha diversificado la sociedad. Uno camina ahora mismo La Habana Vieja, que yo tanto caminé en otros tiempos, y ve una serie de expresiones comerciales que antes no existían, caminas Viñales, y es igual.

La ciudad también ha cambiado, uno ve edificios nuevos y extraña otros que ya no están. Pero seguimos siendo los mismos, en la esencia.

Ha sido impactante la respuesta de la juventud a su presencia, la conexión, el interés sobre todo al tenerlo cerca, al hacerlo palpable. ¿Cree que la Cuba de hoy, que estas nuevas generaciones puedan dar otros hombres como ustedes?

Absolutamente. Entre la población cubana existen millones de personas que hubieran podido hacer lo que nosotros hicimos. No somos la excepción, porque los valores que los Cinco defendimos durante todos estos años son los de todo un pueblo.

De los jóvenes, siempre se han dicho cosas. De nosotros decían que éramos locos, irreverentes…, y siempre levantaremos opiniones, pero yo creo que esta juventud es una garantía, no importa que tengan códigos diferentes, un vocabulario propio de su edad. Por supuesto, hay que trabajar más con la juventud, ayudarlos, guiarlos desde el punto de vista político e ideológico.

Después de tanto tiempo alejado, forzosamente, de su familia, ¿cómo lidia con la necesidad de sus seres queridos de tenerlo cerca y esta nueva ausencia, llamado por sus responsabilidades y su compromiso con la causa de sus hermanos que todavía están en prisión?

Lo hago tratando de dedicarles todo el tiempo que puedo. Ellos, por su parte, no me pelean porque me entienden como me han comprendido todos estos años en los que no sabían por dónde yo andaba ni qué hacía, más allá de la historia que les hice, de que estaba en algún tipo de intercambio comercial en el extranjero.Ellos asumen esta etapa con toda la seriedad y el compromiso de siempre.

Su madre, hablando de familia, es un ser excepcional, por lo menos esa es la visión que nos queda a todos los que hemos asistido a su activismo por su regreso. Imagino que si la amaba antes, ese sentimiento se haya magnificado en este tiempo…

Mi mamá, Magalys Llort, es muy especial. A través de ella, recibí una serie de valores, el sentido de responsabilidad, deber, honor, fidelidad, lealtad, honradez…, que me hicieron el hombre que soy, aunque también los tuve de mi padre, pero ella influyó mucho en mi formación, en mi educación desde niño.

A veces creo que sus características son las que busco y valoro como importantes a la hora de seleccionar personas a las cuales acercarme, incluso desde el punto de vista amoroso.

Por supuesto, el nivel de respeto, de admiración y de amor por mi madre, se ha multiplicado por mil.

¿Qué le dijo a su madre cuando pisó suelo cubano, cuando pudo por fin abrazarla en libertad?

A mi regreso, ese día que nos encontramos en el aeropuerto, todo fue tan emocionante, tan emotivo…, que no lo recuerdo. Sé que la besé, le dije algo y la abracé, porque eso es lo mío.

¿Cuál fue su primera acción de total libertad, cuando pudo estar finalmente solo?

Sinceramente, la primera vez que pude estar en una habitación a solas, sentí una sensación de rareza muy grande, porque la primera realidad de una prisión es la pérdida absoluta de tu privacidad, y de pronto estar en un sitio en silencio, sin personas pasando constantemente por los pasillos, fue impactante.

Para usted, ¿qué es la libertad?

Yo tuve un profesor de Literatura en el Instituto de Relaciones Internacionales, de apellido Gálvez, que había luchado en los tiempos de la República Española y fue de los que llegaron exiliados a Cuba que un día, cuando le preguntamos qué era la libertad esperando una respuesta más filosófica, nosotros que veníamos del aula con todos aquellos conceptos de los más variados pensadores, nos respondió, sencillamente, que la libertad era poder hacer lo que te dé la gana. Y así lo pienso también.

La libertad es tener la oportunidad de decidir, de tener opciones. Cuando vas al exterior, por ejemplo, se dice que en Cuba no hay libertad, cuando en realidad sí la tenemos, porque el cubano optó por tener este sistema social, y esa es la expresión máxima de su libertad.

¿Cuál es su concepto del amor?

Es un sentimiento de vínculo intenso con una realidad que es externa, que puede ser una mujer, de naturaleza emotiva, o con la realidad de un país, de una Patria.

En 15 años en prisión se perdió de hacer, de ver muchas cosas. ¿Qué es lo que más añora de todo eso a lo que no pudo asistir?

Tener hijos, y todo lo que eso implica.

(Tomado de Venceremos)

La inocencia de Gerardo (II) La verdadera conspiración

El Cargo 3 (conspiración para cometer asesinato) no era parte de la acusación inicial contra los Cinco. Fue agregado, sólo contra Gerardo Hernández Nordelo, más de siete meses después, cuando él y sus compañeros permanecían en prisión, en confinamiento solitario y no podían defenderse.

Durante ese tiempo la prensa local de Miami dio cuenta de reuniones entre el FBI, los fiscales y jefes de bandas terroristas en las que prepararon y anunciaron esa calumnia antes de presentarla formalmente a la Corte.

El Cargo 3 se basaba en dos premisas absolutamente falsas. La primera era un supuesto plan del gobierno de Cuba para derribar, en aguas internacionales, unas aeronaves norteamericanas. La segunda, que Gerardo Hernández Nordelo era parte de ese plan.

Detengámonos ahora en el primer punto. Tal acción, disparar contra aviones de matrícula estadounidense en la alta mar (lo que la ley norteamericana describe como la “jurisdicción especial de Estados Unidos”) hubiera sido un acto de guerra. Alegar que las autoridades cubanas planeasen realizarlo es lo mismo que afirmar que ellas decidieron, en febrero de 1996, agredir a su poderoso vecino y desencadenar un conflicto bélico de proporciones incontrolables. Su resultado, cualquiera lo comprende, habría sido la destrucción física de la isla y el fin del proceso revolucionario.

¿Había acaso antecedentes para semejante conducta? En la larga disputa de más de medio siglo entre ambos países no hay precedente alguno de nada parecido. En su colosal campaña de propaganda hostil Washington jamás ha achacado a Cuba intentar atacar militarmente a Estados Unidos.

Ni una sola vez alguien procedente de la isla o armado por Cuba ha desembarcado allá con ánimo belicoso. Jamás se ha producido alguna incursión cubana a las costas norteamericanas ni contra la zona usurpada a la isla en la Bahía de Guantánamo. Nunca, aviones o embarcaciones nuestros penetraron ilegalmente el espacio aéreo o marítimo de Estados Unidos, ni siquiera en persecución de los que, procedentes del norte, han agredido a Cuba en numerosas ocasiones causando muertes y destrucción.

De hechos de ese tipo Cuba ha sido siempre la víctima y Estados Unidos el victimario o, al menos, cómplice. La historia de la diplomacia revolucionaria está repleta de protestas cubanas, en incontables notas oficiales entregadas al Departamento de Estado y en discursos y declaraciones en la ONU, la OEA y otros foros internacionales, divulgados por los medios de prensa. Nuestros archivos rebosan de tales denuncias y también guardan las respuestas, algunas constructivas, de Washington, incluyendo, por cierto, las relacionadas con las provocaciones de los llamados Hermanos al Rescate durante el año 1995 y las primeras semanas de 1996.

Nunca hubo quejas estadounidenses porque a nadie se le ocurrió en ningún momento atacar a ese país.

¿Por qué hacerlo en febrero de 1996? ¿Cómo explicar que entonces, precisamente, fuéramos a provocar un enfrentamiento militar directo con Estados Unidos, algo que a lo largo de los tiempos habíamos logrado evitar?

En aquel momento Cuba atravesaba su peor crisis, vivía la más profunda depresión económica, su PIB había caído de un golpe en más de un tercio con la abrupta desaparición de la URSS y sus socios del CAME. No tenía aliados en una América Latina toda ella administrada por gobiernos neoliberales y dóciles a los dictados de Washington. Cuba no habría tenido nada que ganar y lo habría perdido todo. Emprender una acción de ese tipo habría sido más que un suicidio, una estupidez. Y hasta los peores enemigos de la Revolución cubana reconocen que su política internacional se ha caracterizado por lo contrario, por la sabiduría y la coherencia.

Afirmar que Cuba quería provocar la guerra con Estados Unidos era un insulto a la inteligencia humana.

El sábado 24 de febrero además, no era en La Habana, exactamente, un día de aprestos bélicos. Soleada, fresca, la jornada de aquel tibio invierno habanero parecía bien distante de cualquier idea de pelea y mucho menos de conflicto armado. Por ningún lado se veían desplazamientos de tropas ni equipos militares. No había movilización o preparación militar alguna.

Había, eso sí, un gran gentío en las calles. Sobre todo hacia el norte y el centro de la ciudad. Muchos se agolpaban en el Malecón, presenciando una competencia náutica internacional a lo largo del litoral. Otros se ocupaban en los preparativos de lo que sería más tarde el último paseo del Carnaval. Muchos, en fin, iban hacia el Stadium de beisbol para asistir a un juego decisivo entre el equipo insignia de la Capital y su principal rival.

En la Universidad se había celebrado el Aniversario 40 de la fundación del Directorio Revolucionario y los participantes, combatientes de antaño y jóvenes estudiantes, compartían el almuerzo en el Malecón desde donde veían el despliegue de personas, alegres y despreocupadas.

Nadie, en aquella multitud, imaginaba que hacia ellos avanzaba la tragedia.

Sólo lo sabían en Washington. De ello hay constancia escrita en documentos oficiales norteamericanos alertando a sus centros de vigilancia de radares, varios días antes, que el 24 de febrero habría un incidente. Como consta que el Departamento de Estado llamó al Aeropuerto de Miami para confirmar la salida de los aviones, y que registraron su trayectoria, desde que despegaron y atravesaron la jurisdicción norteamericana y nada hicieron para detenerlos pese a que lo hacían violando todo el tiempo su plan de vuelo. Todo fue reconocido en el informe que Estados Unidos entregó a la Organización de Aviación Civil Internacional e 1996 y en otros textos oficiales.

Desde el año anterior, además, los dos gobiernos intercambiaban notas diplomáticas y mantenían contactos reservados acerca de las peligrosas incursiones de Hermanos al Rescate y sobre el proceso que Washington había iniciado contra el Jefe de ese grupo por sus violaciones anteriores, que eran suficientes para no autorizarlo a volar ese día. (Esa medida elemental la tomó finalmente Washington, pero sólo después de la desgracia).

Quien nada sabía de lo que pasaba era Gerardo Hernández Nordelo. Él tampoco podía hacer algo para evitar que los aviones volasen ni que entrasen en el espacio cubano, ni para desviar o interrumpir su vuelo. No era él, sino Washington quien podía impedir la tragedia, a lo cual se había comprometido, formalmente, al más alto nivel.

Gerardo no conspiró para matar a nadie. Fueron otros, en Washington, los verdaderos culpables. Ellos y el organizador de la provocación, andan sueltos, libres. Pero Gerardo fue condenado a morir en prisión.

Allá, en Victorville, otros presos se refieren a él como “Cuba”. Tienen razón. Gerardo es Cuba. A él lo castigan con aberrante saña porque encarna a un pueblo que quisieran aniquilar.

(Tomado de Antiterroristas)

Caso de Los Cinco entra en radar de opinión pública de Estados Unidos

La III Jornada Cinco días por los Cinco reunió la solidaridad global con esta causa del 4 al 11 de junio en Washington, a la que se sumaron acciones en más de 40 países.

Activistas frente al Congreso de Estados Unidos

Muchos albergan la esperanza de que el caso de los cinco antiterroristas cubanos, condenados injustamente durante un proceso irregular en la ciudad estadounidense de Miami pueda tener en un futuro cercano una solución definitiva.

Significaría regresar a casa a Gerardo Her­nán­dez, Ramón Labañino y Anto­nio Guerrero, los tres que aún permanecen en cárceles federales, para de esa forma poner fin a una injusticia que se prolonga por casi 16 años.

Un atropello que comenzó desde el 12 de septiembre de 1998, cuando fueron arrestados tanto ellos como sus compañeros Fernando González y René González, hoy en Cuba, pero antes purgaron la totalidad de sus arbitrarias sanciones.

El momento para esa solución está ahí como nunca antes: se ha roto la inercia y la balanza en el pueblo norteamericano se inclina mayoritariamente hacia un cambio en la política de Estados Unidos hacia Cuba, dijo René en una videoconferencia que conectó vía Internet a Washington y La Habana.

Advierte el periodista y escritor español Ig­nacio Ramonet que existe la posibilidad de que el presidente Barack Obama busque “soluciones creativas” si quisiera liberar a Hernández, La­bañino y Guerrero.

Incluso, es la primera vez que el caso entra en el radar de la opinión pública estadounidense, según afirma el abogado José Pertierra.

Las opiniones, matices más o menos, son coincidentes con todas las que afloraron en una jornada de apoyo a la causa de estos hombres celebrada del 4 al 11 de junio en Washington DC, la cual fue organizada por el Comité Internacio­nal por la Libertad de estos antiterroristas.

Sin dudas, el evento dio un nuevo impulso en esta batalla política, en el camino de generar un movimiento de tales proporciones que le resulte imposible a la administración Obama mantenerlos en prisión, como pidió allí la activista por la paz Cindy Sheehan.

Parlamentarios de 10 países viajaron a Washington DC, también lo hicieron abogados, artistas, escritores, líderes religiosos, sindicalistas y amigos en general de Cuba y de los Cinco provenientes de 31 naciones.

En su generalidad pidieron por un cambio en la política estadounidense hacia la Isla y en ese contexto la liberación de los tres luchadores cu­banos.

Precisamente, la III Jornada Cinco días por los Cinco incluyó en su programa una conferencia que debatió sobre el futuro de las relaciones entre los dos países, cuyo diferendo se extiende por más de dos centurias de historia.

Un diferendo que se concreta en la etapa contemporánea desde que Washington rompió los nexos diplomáticos con la nación insular el 3 de enero de 1961 y un año más tarde le impone un férreo bloqueo económico, financiero y comercial que dura hasta el presente.

Pero ahora son muchas las voces que piden por ese cambio en el rumbo de la política hacia Cuba, asegura Alicia Jrapko, coordinadora del Comité Internacional por la Libertad de los Cinco en territorio norteamericano.

Ignacio Ramonet sostiene que es creciente el clamor revelado en algunas encuestas, en las que una mayoría de los ciudadanos así son partidarios de un nuevo comienzo. Es también un deseo expresado por muchos latinos en Florida, apunta.

La exsecretaria de Estado Hillary Clinton, potencial candidata demócrata en 2016, acaba de publicar un libro (Decisiones difíciles) en el cual esboza, por primera vez, su opinión respecto a la eliminación del bloqueo.

Por eso Estados Unidos debe tomar en cuenta el actual escenario, “porque se está quedando aislado”, piensa Ramonet.

Y es que “todo el mundo está cambiando respecto a Cuba”, asegura Ramonet, cofundador de la organización no gubernamental Media Watch Global (Observatorio Internacional de los Medios de Comunicación), de la que es presidente.

Por lo que en este contexto “también la cuestión de los Cinco debe evolucionar”, estima Ramonet.

Es así como la III Jornada, que tuvo acciones paralelas en más de 40 países, buscó aprovechar el actual contexto para aumentar la presión política en Washington que haga a Obama tomar una solución definitiva a este caso.

Durante el evento se realizó una marcha pacífica desde la Casa Blanca hasta el Departa­mento de Justicia, con más de 500 participantes, se concretaron varias visitas a legisladores del Capitolio, hubo presentaciones de libros y una proyección de documentales.

Además, se exhibieron las caricaturas de Gerardo Hernández de la serie Humor desde mi encierro, y una colección de pinturas de Antonio Guerrero.

En 2005 un grupo de expertos de Naciones Unidas concluyó que la detención de los Cinco era arbitraria y pidió al gobierno remediar la situación.

Sin embargo, al cumplirse 16 años de su detención Hernández, Labañino y Guerrero pagan por delitos fabricados una injusta condena que en su conjunto es de dos cadenas perpetuas, 66 años y 10 meses, más cinco años de libertad supervisada.

Mientras para Fernando González, un paso importante en ese eventual cambio de política hacia Cuba es que Estados Unidos admita “que está en sus manos poner fin a la injusticia que se comete contra Gerardo, Antonio y Ramón, y eso sería un primer paso, interesante y justo, porque no se pide nada que no sea justo”. Un recorrido en bicicleta se llevó a cabo por la liberación de Los Cinco

Momento de la conferencia, una nueva era en las relaciones Estados Unidos-Cuba


Las marchas tuvieron lugar frente a la Casa Blanca para exigir la libertad de los cubanos

(Tomado de Granma)

Fernando y René piden fin a la injusticia contra sus hermanos

Los antiterroristas cubanos René González y Fernando González reiteraron el pedido al gobierno de Estados Unidos para que ponga fin a la injusticia contra sus compañeros Gerardo Hernández, Ramón Labañino y Antonio Guerrero, quienes aún guardan prisión en cárceles de ese país.

Ambos fueron los participantes principales en una vídeo-conferencia Washington-La Habana, celebrada desde la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores, insertada entre las actividades finales de una jornada de denuncia y solidaridad que se celebra desde el pasado 4 de junio, hasta este martes, en la capital estadounidense.

Los dos luchadores contra el terrorismo, que cumplieron la totalidad de sus injustas condenas en prisión y se encuentran junto a sus familias en la isla, dijeron que no se sentirán enteramente libres hasta que Gerardo Hernández, Ramón Labañino y Antonio Guerrero vuelvan a su país.

Estamos aquí porque hace casi 16 años alguien decidió cometer un crimen y castigar a Cuba a través de Los Cinco, violando todos los derechos constitucionales y humanitarios de Estados Unidos en un juicio injusto, dijo René a la audiencia en ambas capitales en referencia al arresto de ellos el 12 de septiembre de 1998.

Aunque en política la inercia parece ser ley, por primera vez esa inercia hacia Cuba está cambiando, expresó el luchador al referirse al apoyo que desde varios sectores norteamericanos está recibiendo el caso.

Fernando González insistió por su parte en que este podría ser un momento particular en la batalla por los Cinco, pero “falta la voluntad política del gobierno de Estados Unidos” y se preguntó por qué todavía la Casa Blanca no ha tomado una decisión al respecto.

Fernando declaró que la reciente Jornada “Cinco días por Los Cinco”, que desde el miércoles último tiene lugar en Washington, deberá tener un impacto positivo, donde se demostró que la verdad se va imponiendo ante tanta injusticia cometida.

Otros miembros del panel en Washington, como el abogado José Pertierra, afirmaron que actualmente Los Cinco están en el radar de la opinión pública estadounidense, y es el momento de ejercer más presión sobre el gobierno.

El prestigioso analista hispano-francés Ignacio Ramonet, que acompañó a Pertierra y otras personalidades políticas desde la capital norteamericana, calificó el contexto actual de oportuno para un cambio de política de EE.UU. hacia Cuba, donde la libertad de los antiterroristas cubanos debe ser el comienzo.

Los Cinco, como los conoce el mundo, alertaron desde territorio estadounidense acerca de los planes de grupos violentos radicados en el sur de la Florida, que se han dedicado a financiar y ejecutar el terrorismo contra Cuba a los largo de más de 50 años.

La III Jornada Cinco días por los Cinco, que organiza el Comité Internacional por la Libertad de los antiterroristas, concluyó este martes sus actividades en Washington, después un intenso programa que incluyó una conferencia que debatió el futuro de las relaciones Estados Unidos-Cuba.

Además, se realizó una marcha pacífica desde la Casa Blanca hasta el Departamento de Justicia, y las visitas al Capitolio, para intercambiar con legisladores.

(Tomado de Cubadebate)

Parlamentarios italianos envían carta a congresistas norteamericanos a favor de Los Cinco


El Senador italiano, Luigi Mancon, del Partido Democrático

El Senador italiano del Partido Democratico, Luigi Manconi, Presidente de la Comisión Extraordinaria para la protección y promoción de los derechos humanos, es el líder de un grupo de parlamentarios italianos que firmaron una carta dirigida al Congreso de Estados Unidos, solicitando la libertad de los antiterroristas cubanos presos en ese país.


La senadora estadunidense Kirsten Gillibrand

La senadora estadunidense, Kirsten Gillibrand, fue la primera congresista en recibir la carta, la cual será entregada en el día de hoy a varios de sus colegas en el Capitolio de Washington.

La carta es en nombre del intergrupo parlamentario italianano que pide la liberación de los tres cubanos que aún permanecen en los Estados Unidos. El Intergrupo de 37 miembros, se formó por iniciativa del la senadora Daniela Valentini del Partido Democratico.
Senadora italiana, Daniela Valentini, del Partido Democratico

El representante de la Asociación Nacional de Italia-Cuba Amistad, abogado Tecla Faranda, actualmente en Washington para las Jornadas de solidaridad con la causa de los cubanos encarcelados injustamente en los EE.UU., entregó la carta durante las reuniones entre la delegación internacional de parlamentarios, juristas e intelectuales y Congresistas y senadores de los EE.UU.

(Tomado de Cubadebate)

Fernando Morais: Los Cinco deberán estar ya junto a nosotros la próxima jornada

La Jornada “5 Días por los 5” continuó este viernes en Washington su segmento dedicado a debatir sobre el futuro de las relaciones Estados Unidos-Cuba.

Durante la sesión plenaria de la mañana, nuevamente en la Iglesia Bautista del Calvario, al noroeste de la ciudad, se produjeron las intervenciones especiales del Reverendo John McCollough, presidente del Servicio Mundial de Iglesias; Nacira Gómez, miembro del Consejo de Iglesias de Cuba; el Reverendo Graylan Hagler, de la Iglesia Unida de Cristo en EE.UU. y presidente de la organización Ministros por la Justicia Racial, Social y Económica de esa Iglesia; y el escritor brasileño Fernando Morais, autor de libro sobre los Cinco “Los últimos soldados de la Guerra Fría”.

Caracterizadas por su emotividad y fuerza argumental, las intervenciones de estas personalidades resaltaron la justeza de la causa de los Cinco y los reclamos de Cuba de que sean liberados.

El Reverendo John McCullough exigió al gobierno de EE.UU. que libere a los Cinco, levante el bloqueo contra Cuba y excluya a la isla del listado de países que patrocinan el terrorismo, como premisa para una normalización de las relaciones entre los dos países. McCullough retomó la misiva enviada por él y un grupo de lideres religiosos norteamericanos al Presidente Barack Obama en mayo, al tiempo que llamó a la Administración a iniciar diálogo de alto nivel con el gobierno cubano para resolver diferencias, incluida la solución al caso de Alan Gross y el de los tres luchadores cubanos contra el terrorismo que guardan prisión en EE.UU., sobre bases humanitarias recíprocas.

El Reverendo Graylan Hagler, por su parte, expresó que en el fondo del caso de los Cinco subyace el tema de las relaciones con Cuba, y se refirió específicamente al terrorismo que desde EE.UU., dijo, ha emanado durante todos estos años hacia Cuba. Hagler pidió a Obama la liberación de los Cinco.

El conocido escritor brasileño Fernando Morais se mostró optimista respecto a que los Cinco pronto sean liberados. Morais se refirió al reciente de canje de cinco prisioneros talibanes por un soldado norteamericano, y dijo que esperaba que en la próxima jornada estuvieran sentados frente los participantes nuestros Cinco Héroes ya libres.

Tras la plenaria, tuvo lugar un panel legal sobre el caso de los Cinco, que moderó el abogado radicado en Washington Jose Pertierra e incluyo a los letrados Martin Garbus, abogado principal en el caso de los Cinco; Peter Chey director ejecutivo del Centro para Derechos Humanos y Derecho Constitucional,de Los Angeles; Rafael Anglada y Vanesa Ramos, de Puerto Rico, así como el argentino Beinuz Smukler y el alemán Eberhard Schulz.

Martin Garbus realizó una detallada explicación de las circunstancias de verdadero abuso contra los reclusos que rodean al confinamiento solitario en EE.UU. Recordó que los Cinco habían estado 17 meses en estas condiciones de abuso. Garbus comentó que había visitado a Gerardo hacía 10 días, y se refirió a la estatura moral y personal del héroe, acerca de quien dijo que al visitarle le impresionaba ver cuanta fortaleza de espíritu le rodeaba, que emergía, expresó, desde que Gerardo se acercaba a ellos caminando y después al retirarse. “Es difícil pensar en alguien en prisión en EE.UU. que merezca mayor respeto que Gerardo Hernandez”, sentenció Garbus.

La clausura de estos dos días de debate acerca los Cinco y el futuro de las relaciones entre EE.UU. y Cuba esta prevista para el final del día de hoy, con intervenciones por parte de la activista Cindy Sheehan y el escritor y periodista franco-español Ignacio Ramonet.

(Tomado de Cubadebate)

Perú se suma a jornada de apoyo a antiterroristas cubanos

Una activa jornada de solidaridad tuvo lugar al mediodía de este jueves ante la sede de la embajada diplomática de los Estados Unidos en el Perú, en apoyo a la III Jornada Internacional por los Cinco que se inauguró ayer en Washington.

Decenas de activistas de la solidaridad, convocado por el Comité Peruano de apoyo a esta causa se concentraron en la amplia avenida Encalada, en el vistoso distrito de Surco, para expresar, con cartelones y megáfonos, su demanda y exigiendo al gobierno del Presidente Barack Obama la libertad de Ramón Labañino, Gerardo Hernández y Antonio Guerrero, los tres
antiterroristas que aún viven en cautiverio en los presidios del Imperio, y que han cumplido ya más de 15 años de reclusión.

Hizo uso de la palabra en el evento el Presidente del Comité Peruano de Solidaridad con los 5, Gustavo Espinoza, quien explicó de manera detallada a los asistentes, así como a numerosas personas que se hallaban en las inmediaciones de la embajada norteamericana en Lima, los pormenores del caso, al tiempo que acusó al gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica
de promover y alentar la guerra en distintos confines del planeta.

“La política norteamericana contra Cuba no constituye solamente un afrente a los pueblos de América Latina, sino también un desafío al mundo”, dijo, subrayando a continuación que los 5 héroes cubanos encarcelados en el país del norte, simbolizan “la dignidad, el honor y la voluntad de lucha de todos los pueblos”.

El orador resaltó la importancia de la Jornada Internacional que se celebra actualmente en Washington y subrayó que en ella están presentes religiosos de diversas congregaciones, parlamentarios y congresistas, personalidades, intelectuales y funcionarios de distintos niveles de muchos gobiernos, que “han entendido la causa absolutamente justa que encarnan estos héroes”.

También señaló que, en representación del Perú, asisten a ese evento el cantautor nacional Antonio Zevallos y la destacada periodista peruana Francesca Emanuele, ambos activistas de la solidaridad, que “asumieron la tarea de representar la voluntad solidaria de nuestro pueblo”.

La manifestación en Lima, enteramente pacífica, fue sin embargo custodiada por efectivos policiales y vehículos oficiales y diplomáticos que escoltaron celosamente las instalaciones de la legación norteamericana.

(Tomado de Cubadebate)

Menchú y Pérez Esquivel envían mensajes a jornada por los Cinco en Washington

Los premios Nobel Rigoberta Menchú, de Guatemala, y Adolfo Pérez Esquivel, de Argentina, enviaron su mensaje de apoyo a una jornada que se celebra en Washington a favor de tres antiterroristas cubanos presos en Estados Unidos.

Estos textos, así como el del teólogo brasileño Frei Betto, fueron leídos hoy poco antes del inicio de la conferencia Nueva Era en las Relaciones Estados Unidos-Cuba, que sesionará entre el 5 y 6 de junio, dentro del programa de la III Jornada Cinco días por los Cinco en Washington DC.

Los mensajes, que hablan de la solidaridad alrededor de esta causa, insisten en la necesidad que la Casa Blanca, en especial el presidente Barack Obama, de una solución definitiva al caso de los Cinco, lo cual se traduciría en el regreso a su país de Gerardo Hernández, Ramón Labañino y Antonio Guerrero, quienes continúan en cárceles federales.

Del grupo, solo René González y Fernando González han retornado la patria, pero cumplieron la totalidad de las condenas que les fueron impuestas.

“Más de 250 personas están reunidas ahora mismo aquí”, explicó vía telefónica a Prensa Latina desde la capital norteamericana, Alicia Jrapko, coordinadora del Comité Internacional por la Libertad de los Cinco en Estados Unidos.

Jrapko reseñó que ya se incorporaron a la jornada los parlamentarios procedentes de El Salvador, Ecuador y República Dominicana, y se espera el arribo próximamente de las representaciones, entre otras, de Argentina y Brasil.

Comentó que se unió a la lista de personalidades asistentes “el patriota puertorriqueño Rafael Cancel Miranda” y además es notable la presencia de varios abogados, así como de sindicalistas de Reino Unido, Australia y de Estados Unidos.

“Hay una enorme solidaridad de todas partes del mundo” subrayó Jrapko al especificar que en al encuentro concurren personas provenientes de “casi 30 países”, entre las que resaltan las regiones de “América Latina y el Caribe, sobre todo el cono Sur, y los que han venido desde Canadá”.

Del propio territorio estadounidense “hay una buena representación”, desde el punto de vista geográfico, añadió.

Mientras, en cerca de 42 países se reportan acciones de respaldo a la III Jornada Cinco días por los Cinco en Washington DC, un evento anual que organiza el Comité Internacional por la Libertad de esos hombres.

La única misión de los Cinco consistió en advertir sobre los planes violentos de elementos anticubanos asentados en Florida que se han dedicado a fraguar y financiar acciones terroristas contra el pueblo de la nación caribeña en más de 50 años.

Sin embargo, fueron detenidos y condenados en un proceso que comenzó en el otoño del año 2000 y terminó siete meses más tarde, lo que le valió ser calificado en su momento como el juicio más largo en la historia de Estados Unidos.

El 8 de junio de 2001 dictaron contra ellos el veredicto de culpabilidad y en diciembre del propio año se celebraron las audiencias de sentencia, donde recibieron las máximas penas posibles. Hernández, Labañino y Guerrero, purgan una sanción que en su conjunto abarca dos cadenas perpetuas, 66 años y 10 meses, más cinco años de libertad supervisada.

(Tomado de Cubadebate)

Comienza tercera jornada de solidaridad con Los Cinco en Washington

A partir de este miércoles, un grupo de parlamentarios provenientes de una decena de países, abogados, líderes religiosos, alcaldes, escritores, artistas, activistas por la paz y otras personalidades, se reunirán en la capital estadounidense, Washington, en una nueva jornada de solidaridad con los antiterroristas cubanos presos en Estados Unidos.

Una conferencia denominada Nueva Era en las relaciones Estados Unidos-Cuba que incluye diversos paneles, la muestra de caricaturas de Gerardo Hernández “Humor from my Pen” (Humor desde el Encierro) y las 15 acuarelas de Antonio Guerrero “Yo me Muero como Viví”, así como la presentación de libros, forman parte del programa de esta III Jornada Cinco días por los Cinco.

Los paneles serán sobre el escándalo por las recientes revelaciones de programas contra Cuba de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) y los intercambios culturales durante el actual gobierno del presidente Barack Obama.

Mientras, un especial espacio ocupará el tema del terrorismo contra la isla y la actualización del caso de los Cinco, con la participación de un prestigioso colectivo de expertos.

De los cinco cubanos condenados por alertar a su país de las actividades terroristas planeadas por elementos extremistas en territorio estaadounidense, solo Fernando González y René González cumplieron la totalidad de sus condenas y se encuentran de regreso en la Isla.

Los tres antiterroristas antillanos que todavía permanecen en prisión, Gerardo Hernández, Ramón Labañino y Antonio Guerrero, cumplen una sanción que de conjunto suma dos cadenas perpetuas, 66 años más 10 meses y cinco años de libertad supervisada.

También se proyectarán los documentales Justicia en Londres, del realizador cubano Roberto Chile y La revolución sexual en Cuba, del fallecido cineasta y periodista estadounidense Saúl Landau.

Entre las actividades previstas hasta el 11 de junio se cuenta además un concierto de hip hop, que pretende atraer, en particular, al público joven.

Esta III Jornada se inscribe en un contexto especial, cuando es creciente el clamor por un cambio en la política de Estados Unidos hacia Cuba, naciones cuyos vínculos fueron rotos unilateralmente por Washington en 1961.

Quienes abogan por esa nueva página, estiman que un eventual diálogo entre los dos países transitaría no solo por la cuestión de eliminar el bloqueo económico, financiero y comercial impuesto al pueblo cubano hace más de 50 años, sino por una solución al caso de Gerardo Hernández, Ramón Labañino y Antonio Guerrero.

La víspera el Comité Internacional por la Libertad de los Cinco – organizador de la jornada- divulgó una carta de la diputada chilena Camila Vallejo, quien pidió a Obama, en su calidad de Premio Nobel de la Paz, el indulto a Hernández, Labañino y Guerrero.

Vallejo se sumó así a diversas personalidades del mundo que han manifestado al mandatario estadounidense que resuelva este caso, incluidos una decena de Premios Nobel, parlamentos enteros, artistas y otros referentes de los más diversos ámbitos.

Desde 2005 un grupo de expertos de Naciones Unidas concluyó que el arresto de los Cinco era arbitrario y sugirió entonces remediar la situación, lo que hasta hoy no ha sido escuchado en Washington.

El próximo 12 de septiembre se cumplirán 16 años del arresto en Miami de esos hombres, cuando monitoreaban los planes terroristas que desde allí se han fraguado y financiado contra Cuba.

(Tomado de Cubadebate)